04 de Septiembre, 2023.
La PPN presentó esta acción para que se adopte un protocolo de mantenimiento, higiene y seguridad de las cárceles federales. De esta forma se sugirió a la Dirección Nacional del SPF que elabore un documento para lograr que las condiciones de detención se ajusten a las Reglas Mandela y garanticen el correcto funcionamiento de la infraestructura.
Entre septiembre de 2021 y 2022, la PPN recorrió la mayoría de las unidades del SPF en el marco del Diagnóstico Penitenciario Federal, un relevamiento exhaustivo para construir información que contribuya a la fijación del cupo penitenciario de las unidades en función de las condiciones materiales de alojamiento.
Se partió de la idea de que la capacidad de las unidades debe fijarse considerando que las personas detenidas puedan acceder a una infraestructura básica. Esto no sólo para proteger sus derechos, sino también para que los presos puedan estudiar, trabajar, hacer deporte, tener atención médica, y mantener sus vínculos durante el encierro, y de este modo contar con herramientas básicas para volver a vivir en el medio libre una vez que termina la condena.
Durante el trabajo de campo llamó en especial la atención la falta de mantenimiento de las unidades carcelarias. No es una novedad; hace años que persiste esta dinámica. Pero el DPF y las preguntas específicas realizadas en torno a las prácticas de mantenimiento, nos permitieron identificar algunas secuencias que aceleran el deterioro de los espacios donde viven miles de personas.
Como punto de partida, cabe destacar que el SPF está compuesto por una proporción significativa de establecimientos muy antiguos (algunos de más de cien años), que requieren tareas de mantenimiento en forma permanente, más teniendo en cuenta que las cárceles son espacios con una gran cantidad de personas y de constante tránsito, lo que aumenta el desgaste de la infraestructura. Esto se agrava en contextos de sobrepoblación.
Por mencionar algunos ejemplos, identificamos un gran desgaste en paredes y cielo raso, la presencia de humedad, filtraciones, goteras y deterioro de la estructura en la mayoría de las unidades. El 87% de las paredes de las celdas se encontraban en mal estado, y el 61% tenían humedad. Además, registramos un gran deterioro en los sanitarios de uso común, con pérdidas de agua o sin agua, descargas que no funcionan o se traban, lo que impide un uso en dignas condiciones de higiene y salubridad; esto se agrava aún más en aquellos alojamientos con celdas secas. A su vez, el 61% de las celdas inspeccionadas tenía instalaciones eléctricas inseguras, solo en el 33% eran seguras, el 6% restante solo algunas de las instalaciones eran seguras. El 16% de las celdas inspeccionadas no tenían luz, las personas permanecían a oscuras.
Todo esto presenta un escenario de condiciones indignas de detención, que ponen en riesgo cotidiano la salud y la vida, por las posibilidades de cortocircuitos, enfermedades, o intoxicación. A su vez, la falta de mantenimiento y la falta de elementos para la cotidianeidad también genera importantes desafíos de convivencia entre las personas detenidas (por ejemplo, si los baños o las duchas son insuficientes, si no hay espacio de guardado como alacenas, o no hay heladeras, anafes). Esto se agrava en un sistema carcelario con gravísimas deudas en materia de sistemas de seguridad y prevención de incendios.
En este marco, en julio de 2023 la PPN presentó la “Recomendación para la adopción de un protocolo de mantenimiento, higiene y seguridad de las cárceles federales”. Se sugirió por este medio que la Dirección Nacional del SPF elabore un Protocolo de mantenimiento, seguridad e higiene de los establecimientos penitenciarios federales para lograr que las condiciones de detención en las cárceles del país se ajusten a las Reglas Mandela y garantizar el correcto funcionamiento de la infraestructura.