24 de Junio, 2015.
La Procuración Penitenciaria de la Nación, con el apoyo de la Clínica de Derecho de la Universidad de Nueva York, solicitó a la justicia en lo penal económico acceso a internet para que dos ciudadanas estadounidenses privadas de la libertad puedan mantener comunicación audiovisual con sus hijos que, por la distancia, no pueden visitarlas.
Los pedidos se enmarcan en una estrategia amplia de intervención de la Procuración para asegurar la contención familiar y social de las personas detenidas y paliar, de algún modo, el desarraigo y el aislamiento asociados a una infraestructura carcelaria obsoleta y a las dificultades propias grupos vulnerables.
El primer caso, es el de una madre de dos hijas/os de 14 y 17 años, la hija menor sufre una severa depresión que se incrementa día a día ante la sospecha de que su madre no está segura y que está recibiendo malos tratos en la cárcel, comunicarse por videoconferencia permitiría demostrarle a la niña que su madre está a salvo mientras cumple la condena en Argentina. Asimismo, el hijo mayor ha despertado recientemente de un coma de dos meses después de un accidente de auto, la videoconferencia le permitiría conocer el estado actual de salud de su hijo y ambos se beneficiarían. El segundo caso, es el de una madre de dos hijos/as a quienes no ve desde el 2013 y solo mantiene con ellos comunicaciones telefónicas.
En particular, la PPN destacó el deterioro que la falta de contacto puede generar en los niños. Con la referencia a estudios calificados la PPN notó que la separación de los padres de un niño es traumática y llena de dolor, incluso en separaciones de corto plazo. El estrés provocado al niño durante la separación aumenta la necesidad de apoyo en el desarrollo físico y emocional mientras se encuentran separados. A pesar del encarcelamiento, las madres pueden y deben seguir siendo una parte vital de la red de apoyo de sus hijos. Llamadas telefónicas regulares, cartas y visitas facilitan esta conexión en los sistemas penitenciarios, contribuyendo a aliviar la carga de la separación entre la madre y el niño.
Sin embargo, un paso crucial en la reconstrucción de las relaciones, por medio de las visitas, está faltando para las madres detenidas cuyos niños se encuentran en el extranjero quienes no puedan presentarse físicamente en las prisiones. La videoconferencia alivia las preocupaciones del padre y de los niños acerca de la condición física de su ser querido, facilita la conversación, y en gran medida fortalece la relación padre/madre-hijo.
Académicos coinciden en que los tipos de riesgos impuestos a los niños con padres encarcelados son graves y variados, investigaciones han encontrado que los niños en edad escolar reaccionan al encarcelamiento de los padres con sentimientos de soledad, miedo, vergüenza, estigma y problemas de comportamiento como la agresión, y pueden estar en mayor riesgo de problemas de salud mental. Asimismo, concluyen que los niños con padres encarcelados también pueden mostrar cambios en el sueño, el apetito y el nivel de actividad, y se sienten asustados, angustiados y ansiosos.
Hay un acuerdo general respecto a que visitas visuales (en contraposición a simplemente llamadas telefónicas) son un método particularmente útil para facilitar el contacto entre el niño y los padres encarcelados, para tanto periodos largos como cortos de separación. Los niños están con frecuencia preocupados por la seguridad y la salud física de los padres encarcelados, las videoconferencias permiten que el niño pueda ver a los padres de manera más realista.
Hoy existe una creciente aceptación de la comunicación por videoconferencia como modalidad permisible y varios países han empleado ya las "visitas en vídeo" en sus cárceles, como Estados Unidos, Escocia y Noruega. El organismo considera que las cárceles argentinas deben alinear su política de visitas con esta tendencia mundial y permitir a las madres con niños en el extranjero las videoconferencias. Los problemas de seguridad no son una razón concluyente en contra de este tipo de comunicación que puede ser proporcionada con controles tecnológicos o institucionales adecuados para contener los potenciales riesgos. En todo el mundo, los países han procurado la tecnología y los procedimientos para proporcionar estos programas mientras mantienen la seguridad penitenciaria, Argentina es capaz de imitar estos esfuerzos e implementar un sistema de videoconferencia en las cárceles.