25 de Noviembre, 2015.
El día internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer, nos recuerda que diariamente se incrementa el número de mujeres víctimas de violencia en el mundo. Esta tendencia se corresponde con lo que sucede al interior de las prisiones federales de mujeres, dado que se ven expuestas a violencia física, sexual y psicológica.
La vida intramuros se encuentra atravesada por múltiples vulneraciones de los derechos de las mujeres : el derecho a la salud, a la educación, al trabajo, al libre ejercicio de la maternidad y a un parto respetado, y por sobre todo, el derecho a una vida libre de violencia.
Consecuentemente, durante estos últimos años la Procuración Penitenciaria de la Nación ha denunciado el incremento de los casos de tortura y malos tratos, así como también, el sostenimiento de las requisas vejatorias, el uso abusivo de los anexos psiquiátricos, la peligrosa e inadecuada asistencia médica y el aumento preocupante de las muertes bajo custodia estatal.
Como corolario del escenario descripto, en el mes de agosto una mujer debió dar a luz a su hijo prematuro en un pabellón, sin ningún tipo de asistencia obstétrica, dado que sus gritos y los de sus compañeras no fueron escuchados. Su hijo permaneció internado en el hospital y murió a las pocas semanas.
Por eso, “Ni una menos” también habla de ellas, de las mujeres presas, cautivas de un sistema opresor que despliega las distintas formas de violencia. El castigo no solo repercute en sus cuerpos, sino que también alcanza a sus hijas/os y familias, en definitiva, a todas/os nosotras/os.