Nunca más fue la frase que sintetizó la mayor esperanza de los argentinos: el anhelo de un Estado de derecho, respetuoso de los derechos humanos, que cerrara así una de las páginas más oscuras y dolorosas de nuestra historia argentina instaurada el 24 de marzo de 1976.
40 años han pasado de aquella grieta histórica que aún hoy sangra y sigue reclamando memoria, verdad y justicia. Cuatro décadas donde siguen sin vigencia los derechos más elementales para gran parte de nuestra población. Cuatro décadas donde aún sigue siendo un desafío el acceso a la justicia imparcial y equilibrada. Cuatro décadas donde las cárceles, cada vez más sobrepobladas, actúan disciplinando el cuerpo social y los cuerpos individuales con malos tratos y torturas.
Desde la Procuración Penitenciaria de la Nación expresamos nuestro más ferviente repudio a toda vulneración de derechos de ayer, hoy y mañana, y volcamos nuestro mayor esfuerzo por contribuir a una sociedad más inclusiva donde se respete la dignidad humana y se comprenda lo que nos ha legado Nelson Mandela: que “ser libre no es sólo liberarse de las propias cadenas, sino vivir de una forma que respete y mejore la libertad de los demás”.