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En su fallo, la Corte Suprema estadounidense afirmó que "Por falta de camas, los internos suicidas pueden pasar largos períodos en una jaula del tamaño de una cabina telefónica", rechazando así un recurso que interpuso el por entonces gobernador de California Arnold Schwarzenegger, en el que solicitaba más tiempo para cumplir con la orden de limitar la población carcelaria. 

En 2006, Schwarzenegger había declarado el estado de emergencia en las cárceles, luego de lo cual transfirió casi 10 mil detenidos a otros estados. 

Las 33 cárceles existentes en el estado de California están preparadas para albergar unos 80 mil presos, pero los datos indican que en la actualidad las Instituciones penitenciarias están desbordadas por alrededor de 156 mil personas privadas de la libertad.
Los cuidados de salud médica y mental dados en estas prisiones han quedado por debajo de los requisitos constitucionales mínimos y no satisfacen las necesidades sanitarias básicas de los detenidos. El fallo hace mención a que las violaciones de estos derechos persisten desde hace años y no han logrado corregirse satisfactoriamente, por lo que deja a discreción del estado la elección de los medios para reducir el hacinamiento.
Durante las últimas dos décadas los internos que se enferman deben esperar hasta un año para recibir un tratamiento adecuado; las listas de espera por un médico superan los 700 pedidos y se han habilitado los gimnasios como lugares para dormir. Todas estas situaciones han provocado un aumento de las enfermedades entre las personas privadas de la libertad, y a su vez, ha generado mayor violencia dirigida tanto hacia los agentes de seguridad como entre la misma población penitenciaria.
En su fallo, la Corte estableció que “Los prisioneros son dependientes del Estado para la alimentación, ropa y atención médica necesaria. El fracaso de una prisión en proporcionar sustento para los detenidos en realidad produce tortura física o una muerte lenta (…) Al igual que un preso puede morir de hambre si no le proveen alimentación, él o ella pueden sufrir o morir si no se le proporciona atención médica adecuada. Una prisión que priva a los prisioneros de sustento básico, incluyendo atención médica adecuada, es incompatible con el concepto de la dignidad humana y no tiene lugar en una sociedad civilizada.”