12 de Agosto, 2019.
Estudio Temático de Investigación: Producción y gestión de la escasez y la falta como estrategia de gobierno penitenciario. Un estudio sobre la alimentación en las cárceles federales.
Desde el 2010 el Departamento de Investigaciones de la PPN lleva adelante el Registro de Casos de Tortura de la Procuración Penitenciaria que se integra al Registro Nacional de Casos de Tortura y/o Malos Tratos. En el año 2017 se indagó en profundidad sobre el tipo de tortura falta y/o deficiente alimentación.
El corpus empírico de este estudio focalizado contempló 120 entrevistas en profundidad realizadas a presos/as, observaciones de campo en pabellones y espacios de cocina de las unidades, observación de la entrega de las comidas, análisis de menús, así como entrevistas a personal penitenciario y personal de las empresas tercerizadas encargados de la provisión de comida.
Dicho corpus se completó con la realización de los antecedentes institucionales, sistematizando todo lo relevado y las intervenciones realizadas por la PPN sobre la alimentación carcelaria desde mediados de los años ’90 hasta el 2017, la sistematización de la normativa penitenciaria sobre esta materia, así como también el reprocesamiento y análisis de toda la información recabada por el Registro sobre este tipo de tortura en el ámbito nacional-federal en sus 8 años de funcionamiento. Con ello, se consiguió integrar información de los últimos 25 años y de las diferentes unidades –para varones, para mujeres, población transgénero, jóvenes adultos, de máxima y de mediana seguridad, etc.– que integran el Servicio Penitenciario Federal (SPF) para el análisis de la gestión de la alimentación en clave de gobierno penitenciario.
Dicho corpus excedió las exigencias de un Registro de Casos de Tortura y es por ello que, con una estrategia metodológica cualitativa y bajo el andamiaje conceptual de la teoría fundamentada se elaboró un proyecto investigativo que asumiera el desafío de revisitar y analizar material empírico producido en relevamientos precedentes.
Un primer acercamiento a la información permitió afirmar que la falta y deficiente alimentación es una problemática estructural que compone las condiciones de vida en las cárceles federales. Asimismo, confirmar que la PPN ha recibido infinidad de reclamos de los presos y presas sobre la alimentación que reciben: por su escasez, por su mala calidad, por las dolencias y enfermedades generadas a partir de su ingesta, por la falta de entrega de dietas para personas con afecciones o condiciones específicas (diabéticos, celíacos, portadores de HIV, madres lactantes, con afecciones gástricas, etc.), por los obstáculos para ingresar alimentos desde el exterior, por los elevados precios de las cantinas penitenciarias, por los impedimentos cocinarse por sí mismos, por los arbitrarios modos de distribución. Todas estas cuestiones han motivado múltiples intervenciones. Así, en los reiterados relevamientos y monitoreos sobre la temática, los habeas corpus y las Recomendaciones presentadas se distingue la mala alimentación como un agravamiento en las condiciones de detención que puede definirse como un acto de tortura, trato inhumano o degradante.
La hipótesis que guió el trabajo sostiene que la alimentación carcelaria se compone de un conjunto de prácticas que son gestionadas por el servicio penitenciario. Esto alude a que las características de esa alimentación (cantidad pero también calidad y diversidad) son definidas por la administración penitenciaria. La gestión y administración diferencial de los alimentos, los insumos, artefactos y utensilios para alimentarse, pero también las posibilidades de circulación y acceso a bienes, así como el contacto con otras personas hambrientas o personas con recursos alimenticios, producen efectos en los cuerpos y en las subjetividades de los/as presos/as, constituyéndose en herramientas de gobierno penitenciario.
La producción de hambre es uno de los indicadores que permiten dar cuenta y analizar la degradación a la que se somete a las personas detenidas y las estrategias de reproducción vital que éstas implementan en un contexto de lucha por la sobrevivencia.
Respecto de los contenidos del Informe, en la introducción se abordan las coordenadas conceptuales a partir de las cuales se analiza la problemática. En el primer capítulo se describen las características cuantitativas y cualitativas de los alimentos que el SPF provee y de las condiciones en que se producen. En el siguiente acápite se abordan las “otras fuentes” que nutren la alimentación de las personas encarceladas, resaltando la importancia que estas (asistencia externa-familiares, trabajo carcelario) tienen en la regulación del hambre. El tercer capítulo contiene el análisis de las estrategias de reproducción vital que implementan las personas detenidas para proveerse algún tipo de alimentación. El cuarto apartado se focaliza en la producción de hambre y en los efectos que la mala y escasa alimentación genera en los cuerpos y subjetividades.
En el quinto acápite se efectúa una lectura en clave de gobierno penitenciario definiendo la gestión diferencial de los espacios y detallando la producción de desigualdades a través de la gestión de la escasez y la falta en espacios de ingreso a la cárcel y de castigo (sectores en los que se somete a las personas a pasar por la experiencia del hambre absoluta), en los pabellones “de población” y en los denominados “de conducta”. Finalmente, se destina un epílogo a resaltar el carácter estatal de la producción de hambre, subrayando las vinculaciones de la agencia judicial, la penitenciaria y otras agencias y organismos estatales que hacen posible que este fenómeno se produzca y se reproduzca a lo largo del tiempo. Se agregan dos anexos, uno destinado a listar las Recomendaciones presentadas por la PPN y otro con fotografías sobre los alimentos, artefactos y condiciones para conservar y cocinar en los pabellones, tomadas en las cárceles de relevamiento.
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