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29 de Octubre, 2014.

Tras la confirmación de los procesamientos de 14 agentes del Servicio Penitenciario Federal que se encuentran acusados de torturar al detenido Argentino Pelozo Iturri en la Prisión Regional del Sur (U.9) que murió poco después en el hospital provincial Castro Rendón, la investigación tomó un nuevo impulso.

Por expreso pedido de la Procuración Penitenciaria de la Nación, el pasado 24 de septiembre se llevó adelante un nuevo peritaje médico en el Departamento de Tanatología del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que tuvo como objeto determinar la causa determinante de la muerte de la víctima.

El hecho ocurrió en abril de 2008 y los médicos que examinaron los restos mortales de Pelozo Iturri en aquél momentodictaminaron que había fallecido de “muerte súbita” y no como consecuencia de la brutal golpiza que se le propinó. Esta conclusión, no obstante, fue controvertida desde los inicios del proceso por la Procuración Penitenciaria de la Nación que reclamó de modo reiterado —en su calidad de querellante—  la realización de un nuevo examen. En tal sentido, en noviembre de 2012, la PPN presentó un informe confeccionado por el médico forense José Ángel Patitó donde se afirma que la víctima murió a causa de un paro cardiorespiratorio de origen traumático y presentaba distintos traumatismos, a nivel encefalocraneano, que guardaban relación con su muerte. En base a este informe, el juez federal de Neuquén ordenó un nuevo peritaje a fin de determinar la causa de la muerte del detenido.

Finalmente, los profesionales del Cuerpo Médico Forense de la CSJN practicaron un nuevo examen de las constancias reunidas junto el médico forense Julio Alberto Ravioli, perito propuesto por la PPN. En esa oportunidad, pudieron corroborar la hipótesis sostenida por la PPN y confirmaron el origen traumático de la muerte. Incluso determinaron, a través de un estudio histopatólogico, que Pelozo Iturri padeció una hemorragia meníngea y edema cerebral de origen traumático, todos signos que permiten descartar de plano que su muerte se haya producido por un hecho fortuito —como se había consignado en un primer momento—. De esta manera, se abren también interrogantes sobre la labor de los médicos forenses que intervinieron anteriormente en la autopsia de la víctima.

En definitiva, este hallazgo logrado a instancias de la Procuración Penitenciaria de la Nación ha permitido conectar, de modo concluyente, las torturas sufridas por el detenido con su fallecimiento y es de esperar que incida sobre la situación procesal de los penitenciarios que, ahora, deberían ser imputados por tortura seguida de muerte.

 

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