8 de marzo, 2017.
Este 8 de marzo acompañamos los reclamos del movimiento nacional e internacional feminista y pedimos por el respeto de los derechos laborales de las mujeres presas.
El trabajo es un derecho para todas las personas presas, así como una necesidad básica para el sostenimiento de sus vidas en prisión. En el caso de las mujeres, este ingreso monetario es también primordial para el mantenimiento de sus hijos e hijas fuera de la cárcel. Hablamos de mujeres con importantes responsabilidades familiares, jefas de hogares pobres, que son el único sostén económico y afectivo de sus familias.
El trabajo para ellas debe funcionar también como herramienta para cuando recuperan su libertad. Es por ello que la capacitación laboral, en tareas libres de estereotipos de género, sirve también como forma de combatir la pobreza estructural.
Reiteramos la importancia de generar políticas públicas para las mujeres que se encuentran cumpliendo arresto domiciliario en donde el acceso a un trabajo digno se torna indispensable para su permanencia en sus hogares junto con sus hijos/as.
Exigimos también la ampliación de derechos de las mujeres trans, para quienes el acceso a un trabajo digno se entrecruza con la discriminación y la transfobia.